• Recién-nacido dormido en brazos de su madre
    Alergias: prevención temprana

    Prevención de alergias desde el nacimiento y la infancia

ACTUAR DESDE LAS PRIMERAS ETAPAS DE LA VIDA PUEDE REDUCIR EL RIESGO DE DESARROLLO DE ALERGIAS. ALIMENTACIÓN, ENTORNO Y HÁBITOS JUEGAN UN PAPEL CLAVE

Las alergias infantiles suponen un problema creciente en muchos países. Factores genéticos y ambientales influyen en su aparición, pero la fase prenatal y los primeros años de vida son claves para modular la respuesta inmunitaria. 

En este artículo repasamos las estrategias más recomendadas y con respaldo científico para prevenir la sensibilización alérgica desde el embarazo, el nacimiento y la primera infancia.

 

ÍNDICE:

  1. Factores de riesgo y por qué la prevención temprana importa
  2. Lactancia materna y alimentación en los primeros meses
  3. Entorno doméstico: higiene, aire limpio y control de alérgenos
  4. Exposición a mascotas desde la más temprana edad: ¿beneficio o riesgo?
  5. Evitar exposiciones innecesarias: tabaco, contaminación y otros irritantes
  6. Importancia del seguimiento pediátrico y medidas personalizadas
  7. Conclusión

Factores de riesgo y por qué la prevención temprana importa

El riesgo de alergia en un niño depende de factores genéticos (antecedentes familiares de atopia) y ambientales —exposición a alérgenos, contaminación, tabaco, hábitos domésticos—.

Intervenir desde el embarazo y los primeros meses puede modular cómo el sistema inmune del bebé responderá al entorno. Por ello hablamos de prevención primaria —evitar la sensibilización—, secundaria —evitar aparición de enfermedad en sensibilizados— y terciaria —control de síntomas si la alergia ya existe—.

Ambiente doméstico infantil: habitación de bebé con cuna, juguetes sencillos, luz natural, aire limpio; entorno sin alfombras ni acumulación de polvo

Lactancia materna y alimentación en los primeros meses

La lactancia materna exclusiva durante los primeros 4-6 meses sigue siendo recomendada como medida preventiva en recién nacidos, especialmente en niños con riesgo atópico. 

En caso de lactancia artificial, para bebés con riesgo elevado se contemplan fórmulas especiales (hidrolizados) en vez de fórmulas estándar con proteína intacta. 

En cuanto a la introducción de alimentos sólidos, las recomendaciones recientes sugieren hacerlo de forma gradual, sin demorar innecesariamente la introducción de alérgenos —lo que podría favorecer el desarrollo de tolerancia. 

Madre dando el pecho a su bebé en ambiente luminoso y tranquilo

Entorno doméstico: higiene, aire limpio y control de alérgenos

Reducir la exposición a alérgenos domésticos (ácaros, polvo, moho, humo, contaminantes) ayuda a minimizar los factores que promueven sensibilización. En viviendas con riesgo (humedad, polvo, mascotas, ventilación deficiente), pueden implementarse medidas como limpieza regular, ventilación, purificadores de aire o fundas anti-ácaros en colchones y almohadas.

Habitación infantil limpia y ventilada, con ropa de cama en fundas anti-ácaros, ventilación abierta, luz natural, sin alfombras, ambiente ordenado y seguro

Exposición a mascotas desde la más temprana edad: ¿beneficio o riesgo?

La denominada “hipótesis de la higiene” sugiere que la exposición temprana a mascotas domésticas podría tener un efecto protector frente a algunas alergias. 

Varios estudios muestran que niños expuestos a perros o gatos durante el primer año de vida presentaron menor frecuencia de rinitis alérgica y asma en edad escolar. Sin embargo, los resultados no son uniformes para todas las especies, y la decisión de tener una mascota debe considerar riesgos, limpieza y ventilación adecuada del hogar.

Casa donde un bebé gatea mientras un cachorro de perro está cerca

Evitar exposiciones innecesarias: tabaco, contaminación y otros irritantes

El tabaquismo pasivo, la contaminación del aire y la presencia de contaminantes domésticos (humo, moho, químicos) se asocian con mayor riesgo de sensibilización y enfermedades alérgicas en niños.

Limitar estos factores desde el embarazo e infancia puede reducir la carga alérgica y mejorar el pronóstico respiratorio de los más pequeños.

Pasillo de casa con buena ventilación, ventanas abiertas, plantas de interior y aire limpio

Importancia del seguimiento pediátrico y medidas personalizadas

Si hay antecedentes familiares, es recomendable un seguimiento con profesionales (pediatra o alergólogo) para valorar riesgo, hacer pruebas si surge la sospecha, y establecer medidas preventivas adaptadas.

La prevención no elimina por completo el riesgo, pero puede disminuir la incidencia o gravedad de las alergias —reducir crisis, mejorar calidad de vida, evitar complicaciones.

Consulta pediátrica: pediatra con bata indicando una tabla de recomendaciones al padre/madre que sostiene al bebé

Conclusión

Prevenir las alergias desde la infancia implica un enfoque integral: alimentación adecuada, ambiente saludable, decisiones informadas sobre mascotas o exposición, y atención médica.

Aunque no existe una “garantía” absoluta, combinar buenas prácticas desde el nacimiento puede marcar la diferencia en la salud alérgica del niño y su bienestar futuro.

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