Una persona puede nacer con una tendencia genética a tener alergias, lo que significa que será más proclive a desarrollarlas que otras personas.
El aumento de las alergias alimentarias en los países desarrollados va en aumento. En cambio, en los países donde la dieta es mayormente vegetariana y no existen los alimentos procesados, las alergias alimentarias son muy escasas.
Tal y como desarrollamos en otras publicaciones, existen muchos tipos de alergias: rinitis alérgica, asma, dermatitis atópica, conjuntivitis alérgica, urticaria, alergias a alimentos, pólenes, látex, picaduras de insectos. Para que una persona manifieste alguna de estas afecciones primero tiene que sensibilizarse. Una persona se sensibiliza frente a un alérgeno, cuando su cuerpo genera anticuerpos para protegerse de él porque cree que es una sustancia nociva para su organismo.
La gravedad de la reacción alérgica dependerá de la cantidad de anticuerpos (IgE) que nuestro cuerpo haya generado. Puede darse en cualquier momento de nuestra vida.
En resumen, las alergias en sí no se heredan, pero sí puede pasar de padres a hijos la predisposición a tener problemas derivados de las alergias. Que uno o los dos progenitores tengan algún tipo de alergia no significa que obligatoriamente los hijos vayan a heredar esa predisposición.
Además de la herencia genética, la exposición es un factor importante. Si una persona se expone a alguna sustancia en cantidades superiores a lo normal, durante un período largo, puede llegar a sufrir alergia, aunque por herencia no estuviera predispuesto.